LA VIDA DE LA IGLESIA




La Ortodoxia es la Iglesia de Cristo sobre la tierra. La Iglesia de Cristo no es una institución; es una vida nueva con Cristo y en Cristo, dirigida por el Espíritu Santo. La luz de la resurrección de Cristo reina sobre la Iglesia y la alegría de la resurrección, del triunfo sobre la muerte, la compenetra. El Señor resucitado vive con nosotros, y nuestra vida en la Iglesia es una vida misteriosa en Cristo. Los "Cristianos" llevan este nombre precisamente porque ellos son de Cristo; ellos viven en Cristo, y Cristo vive en ellos. La Encarnación no es únicamente una idea o una doctrina; es ante todo un suceso que se produce una vez en el tiempo, más que posee toda la fuerza de la eternidad. Y esta Encarnación perpetua, en tanto que unión perfecta, indisoluble, aunque sin confusión, de dos naturalezas — la naturaleza divina y la naturaleza humana — forma la Iglesia.

La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, en tanto unidad de vida con El. Se expresa la misma idea, cuando se da a la Iglesia el nombre de Esposa de Cristo o Esposa del Verbo. La Iglesia, en tanto como Cuerpo de Cristo no es Cristo — Dios Hombre — pues ella no es más que su humanidad: más es la vida en Cristo y con Cristo, la vida de Cristo en nosotros: "No soy más yo quien vive, es Cristo que vive en mi" (Gal. 2:20). La Iglesia, en su calidad de Cuerpo de Cristo que vive de la vida de Cristo, es por ello mismo el dominio en donde está presente y en donde obra el Espíritu Santo. Decimos más: la iglesia es la vida por el Espíritu Santo, porque ella es el Cuerpo de Cristo. He aquí porqué se puede definir la Iglesia como una vida bendita en el Espíritu Santo; se dice algunas veces también que ella es el Espíritu Santo que vive en la humanidad.

La Iglesia es la obra de la Encarnación del Verbo, ella es esta Encarnación: Dios se asimila la naturaleza humana y la naturaleza humana se asimila la vida divina. Es la deificación (Theosis) de la naturaleza humana, consecuencia de la unión de dos naturalezas en Cristo. Entonces, la Iglesia es el Cuerpo de Cristo; por la Iglesia nosotros participamos de la vida divina de la Santísima Trinidad. Ella es la vida en Cristo. Entonces, la Iglesia es el Cuerpo de Cristo, que permanece indisolublemente unida a la Santísima Trinidad. Ella es la vida en el Espíritu Santo, por la cual nos hacemos hijos del Padre y que pone en nuestras almas: "Abba, Padre," y que nos manifiesta éste Cristo viviente en nosotros. Antes de estudiar la definición y la manifestación de la idea de la Iglesia en la historia, debemos comprender la Iglesia como un don divino, permaneciendo en sí misma e idéntica a sí misma, como la expresión de la voluntad de Dios que se realiza en el mundo. La Iglesia existe, ella es "donada" en un cierto sentido, independientemente de su formación histórica, ella se forma porque ya existe de ella un deseo divino, sobrehumano. Ella existe en nosotros, no en tanto como institución o sociedad, sino sobretodo como una cierta evidencia espiritual, una experiencia especial, una vida. No puede existir una definición satisfactoria y completa de la Iglesia. "Venid y ved": no se concibe la Iglesia más que por experiencia, por la gracia, participando de su vida. La esencia de la Iglesia es la vida divina, revelándose en la vida de las criaturas; es la definición de la criatura por la fuerza de la Encarnación y de Pentecostés. Ella es una vida espiritual, escondida en el "hombre secreto," en la "cámara interior," de su corazón; en este sentido, ella es un misterio y un sacramento. Ella está por sobre la naturaleza — dicho de otra manera — ella existía antes que el mundo fuera hecho; más ella es compatible con la vida de éste mundo.

La vida de la Iglesia es la vida de la fe, por la cual las cosas de este mundo se vuelven transparentes. La existencia misma de la Iglesia es un objeto de fe; se la conoce por la fe: "yo creo en la Santa Iglesia católica apostólica." El hombre se vuelve un ser universal: su vida en Dios se une a la vida de toda la creación por los lazos del amor cósmico. Tales son los límites de la Iglesia. Y esta Iglesia, que une no solamente los vivos, sino también los muertos, las jerarquías de los ángeles y toda la creación, esta Iglesia es anterior a la creación del mundo y del hombre; ella se pierde en la eternidad. Se puede decir que la Iglesia fue — ante de todos los siglos — el fin y el fundamento de la creación; en este sentido "ella ha sido creada antes de toda cosa y es por ella que el mundo ha sido hecho." Ciertamente la Iglesia no alcanza la plenitud de su existencia más que después de la Encarnación, y, en éste sentido la Iglesia ha sido fundada por N. S. Jesucristo. No se puede definir los límites de la Iglesia ni en el espacio ni en el tiempo, ni en la fuerza de acción. Las profundidades de la Iglesia son insondables. La vida invisible de la Iglesia, la vida de la fe, está indisolublemente unida a las formas concretas de la vida terrestre. "Lo invisible" existe en lo visible, está incluido. La existencia eterna, inmóvil, divina de la Iglesia aparece en la vida de este siglo, como una manifestación histórica; ella tiene un comienzo en la historia. La Iglesia ha sido fundada por Nuestro Señor Jesucristo. Entonces fue puesto el fundamento de la Nueva Alianza.
Publicado por Padre Nicolás Vera