Señor y Maestro de mi vida, no me abandones al espíritu de pereza, de desánimo, de dominación o de vanas palabras. Dame, en cambio, un espíritu de integridad, de humildad, de paciencia y de caridad. Sí, Señor y Rey, concedeme que pueda ver mis pecados sin juzgar a mi hermano. Tú, que eres bendito por los siglos de los siglos.
puertas...
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"Golpeamos puertas pequeñas, muy pequeñas, y descuidamos que hay Alguien a
nuestra puerta, ya en nuestro corazón, que aguarda nuestra atención y
adhesión...
Hace 10 años
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